SINCRONIZACIÓN
La sincronización constituye un concepto esencial para comprender el proceso de aprendizaje de los niños durante sus primeros años de vida. La imitación es una habilidad social inherente al ser humano. Es mediante esta capacidad que aprendemos a desplazarnos en nuestro entorno y a interactuar con el mismo. Los niños se sincronizan de manera natural con su entorno y las personas que los cuidan, adquiriendo y desarrollando la empatía, el control de emociones, el autocuidado, la generosidad, la identificación de emociones o, en cambio, la ausencia de todo ello. La sincronización con un niño constituye una atención emocional que se realiza a nivel físico, utilizando todos nuestros sentidos.
Tener sincronía con un niño es un cuidado emocional, que se realiza a nivel físico, con todas nuestras percepciones sensoriales. Cuando el niño llora, la madre se preocupa y busca entender lo que está ocurriendo para que cese su llanto; cuando la madre se encuentra deprimida, irritada, irascible, el niño intenta descubrir lo que está ocurriendo para poder protegerlo. En un principio, estos niños tienden a ser niños desesperados e incontrolables, intentando sincronizar a una madre que no ha logrado hacerlo. Cuando no hay respuesta del cuidador, surge la aparente tranquilidad de un niño en silencio, pero en realidad es un niño sin nadie a quien acudir, ya ha intentado y no ha conseguido sincronizar con nadie en su entorno. Es un instinto de supervivencia que se ajusta a la circunstancia y a los recursos disponibles, ya sean numerosos, escasos o ninguno.
Los niños nacen con la necesidad de seleccionar a un individuo adulto de su entorno con quien establecerán una relación de apego y comunicación innata. Las neuronas espejo son responsables de que el niño, mediante la imitación, pueda descifrar los códigos sociales, las expresiones faciales, comprender situaciones de riesgo, situaciones amorosas, situaciones de cuidado, protección, abandono, descuido, entre otros.
“Los hijos no pueden elegir a sus padres, ni pueden comprender que los padres simplemente quizás estén demasiado cansados, deprimidos, enfadados o atontados para prestarles atención o que el comportamiento de sus padres tenga muy poco que ver con ellos.Los niños no tienen más opción que organizarse para sobrevivir en la familia que tienen.. A diferencia de los adultos, no tienen ninguna otra autoridad a la que acudir en busca de ayuda; sus padres son la autoridad. Su supervivencia depende de sus cuidadores”
—El cuerpo lleva la cuenta-Bessel van der Kolk
Estar con un niño de manera física pero ausente emocionalmente no sirve de nada. Esa compañía carece de utilidad, es inútil. No se establecen memorias, relaciones, adquisición de conocimientos ni interacciones. Se comunica igualmente la sensación de soledad y abandono. El auténtico cuidado se manifiesta cuando me conecto con todos mis sentidos, me introduzco en su mundo nuevo e inocente. Desde ese punto, con gran cuidado, comienzo a mostrar los fundamentos del amor, la empatía, el cuidado, la atención, la protección y todo lo que posteriormente será útil para que pueda ser un adulto competente en el manejo de las emociones, el cuidado de su cuerpo y su mente.
El cuerpo constituye un excelente indicador para determinar si estamos en sintonía con nuestro niño. Su ritmo cardíaco se regulará, sus expresiones faciales se relajaran y la fisiología retornará a su estado natural de relajación para facilitar su entrada al mundo. A su lado.
“Remarkably, several research teams have documented that styles of attachment at one year predict the organization of experience in young adulthood. Thus face-to-face communication between mother and infant at 4 months is a foundational process with a trajectory into adulthood.”
—Beatrice Beebe
